sábado, febrero 24, 2007

19 Niños con hambre en Haití
Espere, pero espere!


La fila era un poco larga, pero bueno estoy de vacaciones tengo tiempo, así que me quedo allí, y aprovecho de escuchar la siempre agradable música del los supermercados.
Mi momento ya llegaba, cuando Maria Isabel, según decía su credencial, y hasta ese momento una gentil cajera, me mira fijamente, sonríe(con sonrisa de cajera) inclina su cabeza 45 grados y me dice –Un momento por favor.- Eso me lo han dicho tantas veces, pero por primera vez le tomé el peso de sus palabras, “un momento” , ¿Cuanto dura eso? Para mi pueden ser como cinco minutos, para otros mas o menos, pero ella no me dio una cifra exacta de tiempo de espera en ese mismo punto, junto a mis provisiones.
Pensé en cambiarme, pero también pensé que el “momento” según el manual de una cajera puede durar unos cuantos segundo nada más, así que me quede, luego analicé que sería bueno aferrarme al pan que llevaba conmigo, ante un posible desabastecimiento que pudiese ocurrir de un “momento” a otro, después pensé en acercarme a la Icha (ya había confianza) y pedirle matrimonio, para así no quedarme soltero en esa espera momentánea que aún no sabia en que terminaría…..y cuando.

Ese cuando llegó, como todo espera momentánea y es más, fue el "momento" mas corto que espere en mi vida, ese momento era la suma de la entrega de la boleta al cliente anterior, pasarle bolsas al empaquetador y esconder un billete de $20000 debajo de la caja.

Un momento que no paso en vano.

domingo, febrero 11, 2007

17 Niños con hambre en Haití

"Recuerdos de hora de once"


Cuando uno es mas chico y tiene hermanos/as busca toda opción para discutir o formar una competencia que sin duda intenta ganar, ya sea quién ve lo que quiere en la tele, quién toma el mejor puesto en la mesa o en el auto, quien junta la mayor cantidad de algo en particular.
Pero había una lucha que se desataba aprox. entre las 5 y las 7 de la tarde, era la competencia de hora de once, en donde el trofeo no era una copa, sino una taza, esa taza, la taza roja con diseños navideños, pero no eran los adornos los que nos motivaban a beber de ella, mas bien era que esta era la ultima taza de su especie que quedaba en mi casa, la única.

El que llegaba primero a la mesa y la escogía o alcanzar a cambiarla, era el “elegido”, era quien se salía de las reglas tasisticas onceaianas ,que decía: Que todos tenían que tomar en tazas iguales. A veces llegaban a la mesa todas del mismo juego, otras se colaba una más antigua; quedando a disputa dos tazas, cosa que no era emocionante.

Pasaron las onces, las doce, quiero decir que pasaron varias onces, algunas con mas adrenalina por tener la taza, otras en que se olvidaba la lucha y pasaron los años, la competencia se olvidó, llegaron mas tazas, una que otra se rompió, otras hasta hoy viven, o hasta ayer.

Ayer. Día como otros, solo que ese día fue el último en que se pudo competir por obtener a la única.
Ayer, alguien ordenaba la cocina (mi madre),por lo que puede investigar, fue en el tercer nivel de el mueble de la cocina en donde se guardan los vasos, (pero no tazas antiguas!!!) cuando se sacaba todo para ordenarlo, se intento sacar mas artículos de los dedos podían aguantar, cinco vasos, y una taza, de una sola vez, era una proeza ,nadie lo había logrado, ni mi madre.”Los dedos me traspiraron”-.Confidencia luego del hecho.
Cuando los artículos de cocina ya casi llegaban al mesón algo le pasó, un accidente, los vasos chocaron, ruidosamente, la taza (me imagino que saben cual taza) se deslizó del dedo anular, todo fue muy rápido, se soltó y cayó al vacío, uno de los vasos azules le siguió,[no se sabe si para intentar salvarlo, o por un efecto domino que se produjo]
Ambos llegaron al frió y rojizo piso de la cocina, ambos pasaron a la historia, ambos fueron recogidos sin un mínimo de sentimiento por la pala que los deposito en la siempre contundente basura. Allí quedaron.

El accidente en sí, no lo ví, lo que si ví fue a la taza protagonista de mi hora de once, ya destruida en la basura, a la que olvide por 7 años y que ayer me hizo recordarla.